lunes, 1 de septiembre de 2014

EL CHARRO DE LAS ESPUELAS PLATEADAS

LA MISTERIOSA HISTORIA DEL QUEMADO
Por Roberto S. Contreras Esparza
El siguiente relato que a continuación les presentamos sucedió allá por los años cuarenta en el Estado de México y que por su aspecto misterioso, además de un par de espuelas que sobrevivieron de ese impactante suceso, atrajeron mi atención de forma llamativa que al conocer la peculiar historia de cómo se dieron los hechos no dudamos en preguntar y averiguar más al respecto, llegando a descubrir varios puntos muy llamativos e interesantes que por su desenvolvimiento queremos compartir para que al igual que nosotros se asombren con este extraño acontecimiento. De ello quedan como testimonio unas maravillosas espuelas que se convirtieron en el punto medular de esta leyenda, como un objeto intimidante, de poder, lleno de energía... ¿Pero que podría ser un objeto de poder?

LOS OBJETOS DE PODER
Un objeto de poder es aquel al que le damos un trato especial, una fuerza simbólica y sentimental, les otorgamos ciertas características especiales que ya sean para protegernos, para la suerte, por seguridad y hasta para la atracción e incluso, causar algún mal. Se usan fetiches, amuletos u objeto que puede ser cualquier cosa, llegando a ser nuestro objeto preferido que mueve nuestro destino. En ocasiones esa relación se vuelve tan estrecha que los objetos se convierten en parte de sus dueños, elementos imprescindibles en sus vidas. Hay joyas valiosas u otros objetos y hasta se afirma que los muebles antiguos guardan energías de sus pasados dueños y que llegan a alterar el lugar y a las personas donde se encuentran. Muchos de estos objetos hacen un vínculo muy fuerte con quien en su momento era el dueño y cobran más fuerza cuando el propietario muere, hay algunos de estos objetos de poder que están a nuestro alrededor y muchas veces más cerca de nosotros y ni lo sabemos.

ENTRE EL MITO, LA LEYENDA Y LA REALIDAD
Con estas referencias de lo que es un objeto de poder, ahora le platicaremos sobre un caso ocurrido allá por el año de 1945 en un poblado de nombre de San Mateo municipio de Tepeji del Rio en el Estado de México y que refiera a un personaje galante de aquel tiempo y su trágica muerte quedando como referencia unas interesantes par de espuelas y la historia que ha pasado de boca en boca como ejemplo y con algunas leves modificaciones por varios de los más antiguos habitantes de aquel poblado. La historia y los hechos refieren lo siguiente… Hace unos días, tuve la oportunidad de ver unas antiguas espuelas muy bien conservadas que a pesar del oxido, de inmediato me llamaron la atención, su poseedor un vendedor de artículos antiguos me dio varias características de las mismas, además de contarme como se hizo de ellas y toda una dramática leyenda que había de tras de esas peculiares y llamativas espuelas, y me dijo:

CUENTAN QUE SE LLAMABA JACINTO RAMÍREZ
En el año de 1945, tiempos no fáciles y de reconstrucción, en el pequeño poblado de San Mateo en el Estado de México, habitaba un tipo bien parecido que vivía en paz y le gustaban mucho las fiestas, trabajador y honrado, presuntuoso en su vestir y que con nadie se metía. Cuentan, que invertía el sueldo de su trabajo en verse impecable. Las mujeres le sobraban y otras lo buscaban, él lo sabía y de ahí mucha de su vanidad. Fiestero, mujeriego, borracho pero muy trabajador buscaba las celebraciones, ferias, jaripeos y todo tipo de festividades de la zona para mostrarse y convivir con los amigos y buscar uno que otro amor.

MANTUVIERON SU ROMANCE EN SECRETO
Jacinto, el personaje al que nos referimos, tenía cierta fascinación por sobreros, las hebillas grandes, botones brillantes o espuelas plateadas y ostentosas, así conquistaba a la mujer que el escogía causando la envidia y enojo de muchos de sus amigos y enemigos. Cuentan que en cierto festejo Jacinto, como casi siempre, vio una mujer que le gusto, pero no le fue fácil conseguir su atención, pues era ella casada, esto no impidió que Jacinto Ramírez se disuadiera por ella y por varios días la ronda hasta cierta tarde pudo obtener su atención. Platico con ella, cruzando una que otra palabra muy discretamente y por las condiciones de casada de la mujer, todo lo mantuvieron en “secreto”, pero en pueblo chico las cosas se saben tarde que temprano. Y así mantuvieron su romance por unos meses, hasta que el esposo se dio cuenta y no dijo nada, contuvo su ira, aunque su odio por Jacinto era grande.

MIENTRAS DORMÍA LE PRENDIÓ FUEGO A SU CASA
Llegaba una conmemoración grande del poblado y todos se ocupaban de los preparativos y detalles, Jacinto adquirió unas llamativas espuelas plateadas que luciría con ropa de color negro. Llego el día y la gente se reunía en las calles principales y entre la feria, puestos de comida y música, los amantes secretos pudieron estar unos minutos a solas y nunca se percataron de que el marido celoso los espiaba. Más tarde (el marido) les pidió a otros de sus amigos que le dieran de tomar a Jacinto que sin sospechar nada bebió y bebió hasta caerse de borracho y así como pudo se fue a su casa. Fue cuando el esposo engañado lo siguió y esperando que pasaran unos minutos y ya estando Jacinto profundamente dormido, el burlado esposo atoro la puerta y ventanas y le predio fuego a la casa de Jacinto, la cual se consumió aun con los esfuerzos de los vecinos por apagarla, pero todo se hizo cenizas.

ESCUCHABAN EL SONIDO DE LAS
ESPUELAS DEL QUEMADO
Se contaba y según testigos, que se escucharon gritos llenos de miedo, agónicos suplicando ayuda, pero nada se pudo hacer, todo se consumió y hasta ahí llego Jacinto. Al otro día, no se atrevían a buscar entre las cenizas, pues suponían que muy poco había quedado ahí de Jacinto. Del engañado esposo y su infiel mujer nada se supo, decían que habían escapado al amanecer. Por Jacinto, el “Charro de las Espuelas”, como se le decía y su casa, nadie abogo, él era un hombre solo y sin familia y el pueblo en poco tiempo lo olvido. Su casa permaneció así abandonada y en ruinas por mucho tiempo. Y la gente comenzaba a comentar, que en ciertas frías noches similares a las del incendio, se oía a alguien gritar y no falto quien asegurar que escuchaban un sonido de espuelas que en esa calle se detenía. A los habitantes de San Mateo no les gustaba pasar por ahí y lo acontecido a Jacinto paso a ser como un tipo de leyenda. Pero como 17 años después (por el año de 1962 aproximadamente), gente nueva y ajena a la pena que ahí sucedió, la casa ocupo y al remover los cimientos encontraron algunos objetos y entre ellos, un par de espuelas oxidadas, quemadas que testigos aseguraban que eran las mismas que Jacinto esa triste noche traía puestas. Quedado como un testimonio de esa tragedia que aquella fecha había vivido los pobladores de San Mateo y que desde ahí llamaron a Jacinto, “el quemado”.

ELLOS CONOCÍAN LO SUCEDIDO DESDE NIÑOS
Todo esto lo averigüe cuando visite el negocio del Güero, un personaje de unos 65 años que vende y compra antigüedades y ahí vi ese par de llamativas espuelas que de inmediato captaron mi atención, por lo cual le pregunte sobre el origen de las mismas y el Güero me platico todo lo que recordaba con tonos de misterio y gran detalle y por lo interesante de lo que escuche y con ciertas reservas, más adelante lo constate por separado con otro de sus conocidos (Don Raúl), que al igual que mi entrevistado, también eran de Tepeji del Rio y conocían las historia desde niños, y de la misma forma me narro detalladamente varias referencias sobre “el Quemado o Charro de las Espuelas Plateadas” y su triste desenlace, un suceso que marco por aquellos años a los habitantes de aquel típico y tranquilo poblado, quedado como recuerdo o evidencia de esta triste historia, esas espuelas que se han convertido sin duda alguna, un interesante objeto de poder, y lo de “El Quemado”, una de las muchas de nuestras interesantes historias o leyendas como las que encontramos en todo nuestro México misterioso… ¿No cree usted?